viernes, 29 de abril de 2016

Kryon ante la Hermandad Femenina Lemuriana (21)

Canalización de Kryon por Lee Carroll
ante la Hermandad Femenina Lemuriana
en Ottawa, Canadá, Abril de 2016

Saludos, queridas, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
Mi socio se hace a un lado plenamente, y debe quedarse allí, en homenaje al género de la reunión, del akash, y de lo que realmente se trata.  Cualquiera sea la percepción de ustedes sobre Lemuria, probablemente está equivocada (se ríe).  Es la sociedad inicial de la humanidad, y no es la única; es una de ellas.  Y es sencilla; el lenguaje es sencillo, hay pocas letras y pocas vocales; es simple. Y sin embargo, arregladas de cierto modo, se podía decir todo lo que se quería decir.
La sociedad misma no era elegante, pero verdaderamente tenía un alto nivel de pensamiento y espiritualidad. Realmente es difícil relatarles lo que ustedes hacían, y aunque hace tiempo que estamos haciendo estas reuniones, no les he dado todas las ceremonias - lo haré - ni todo lo que allí había.  Pero no necesariamente quiero repasar todo, ya que ustedes pueden enterarse en los mensajes previos.  Quiero seguir adelante.
Pueden preguntarle a Melli-ha, porque ella sabe muchas cosas que he canalizado, y puede sentirlas.  El akash humano es distinto de lo que piensan.  Muchas de ustedes están aquí porque recuerdan algunas cosas - o les gustaría recordarlas.  No todas están conscientes de Lemuria, y sin embargo algo hay, incluso en ese nombre, que parece sonar familiar, algo a nivel celular que ustedes tendrían les recuerda que hicieron su parte como mujeres en la historia de la humanidad.  Estamos hablando de la energía femenina que está aquí. Es una energía amable, hermosa, y esta es la energía que verdaderamente se reverenciaba en Lemuria; estaba en equilibrio con los hombres, como ya les dije antes.
Ahora bien; ustedes podrían preguntarse qué hacían en Lemuria; permítanme contarles qué hacían.  Hacían ceremonias, y luego, cuando habían terminado, hacían - ¡ceremonias!  Esto es muy común en las culturas simples; había ceremonias para todo.  Si quieren tener prueba de esto, miren a los indígenas, incluso hoy, y pueden sentarse con ellos todo un día y descubrirán que hacen ceremonias.  Ceremonias en cuanto a todo lo que ellos perciben que tiene energía.  La única cosa que faltaba eran ceremonias para los ancestros; verán, ellos no tenían ancestros (se ríe). Pero para todas las otras energías del planeta, tenían ceremonias.  Y eso se relacionaba con el clima, y se relacionaba con la pesca.  Podían ser en agradecimiento a Gaia.  Podían ser para una vida más larga, podían ser para la salud.  Era muy, muy común que ustedes hicieran ceremonias.  De modo que quiero contarles sobre una que nunca mencionamos antes. La razón por la que me gustaría sugerir esta, es que puede que algún día descubras que te gustaría revivirla, Melli-ha, y esta no es solo para mujeres. 
En lengua lemuriana había una palabra que usaban, y que era bastante larga, que se traduciría en lo que ustedes ahora llaman "transferencia".  Y eso realmente, verdaderamente, aludía a la capacidad de mover la energía de un lugar a otro, pero en el caso de esta ceremonia que ustedes hacían, la hacían con los hombres. Era una transferencia de energías tanto masculinas como femeninas en una ceremonia que tenían, en que la tradición decía que si la hacían durante suficiente tiempo ustedes transferían sabiduría y conocimiento a otra persona.
Ustedes formaban un círculo; muchas de las mujeres de cierta edad, no todas - las mayores - se colocaban en el círculo mirando hacia afuera.  Por cada mujer había un hombre.  Se honraba a los hombres de mayor edad de la aldea para ser los privilegiados en pararse fuera del círculo,  enfrentando a las mujeres que estaban en el círculo interior enfrentándolos a ellos.  Así, se formaba un círculo de mujeres mirando hacia afuera y un círculo de hombres a su alrededor mirando hacia adentro, cara a cara, parados muy cerca uno de otro.
La ceremonia tenía una conductora, y la mujer que conducía no tenía un compañero para la transferencia. Solía ser Melli-ha que, de paso diré, no tenía compañero.  Esto también es muy común en las energías chamánicas en todas partes en el planeta, y especialmente en esa época: los compañeros eran una distracción.  Ella conducía este círculo, y era distinto de lo que ustedes piensan.  Había lo que ustedes ahora llaman una meditación, pero no era realmente una meditación en absoluto. Era un recuerdo, basado en la energía lemuriana, que les habían dado los pleyadianos.  Era un recordatorio de la enseñanza de la tierra.  Y entonces ustedes tomaban las manos de los hombres que estaban frente a ustedes.  Los conocían a todos, por supuesto, porque eran parte de la aldea.  Los hombres tomaban las manos de ustedes y ustedes las de ellos, y se miraban uno al otro a los ojos para la transferencia.
Ahora bien: la tradición, la idea, era que la sabiduría que ustedes tenían podía ser de alguna manera transferida a ellos.  Y esa sabiduría que ellos tenían, que era distinta porque eran hombres, se transfería a ustedes.  Era casi una meditación con los ojos abiertos, porque se miraban fijamente a los ojos.
En Lemuria había un tipo de planta específica que se quemaba muy rápido.  La llamaban quemador rápido.  Ustedes conseguían varitas de un tamaño específico, y había un montículo central con una varilla, y se quemaba hasta que se extinguiera el fuego; luego todos los hombres soltaban las manos de ustedes y se movían hacia la derecha a otra mujer (se ríe).  Se ponía otra varilla, se prendía, y cuando ésta se apagaba, todos los hombres se movían una mujer hacia la derecha.
Según fuera la cantidad de hombres y mujeres, esto determinaba el tiempo que duraba la ceremonia.  Miren ustedes lo que estaban haciendo.  Era un homenaje, un homenaje pleno a la sabiduría de ambos géneros, compartida con todos.  Los mayores tenían más, entonces así era también la tradición.  Un círculo de sabiduría que involucraba tanto a hombres como a mujeres.  Déjenme decirles algo: todos lo sentían. ¡Todos lo sentían!
Los hombres lo disfrutaban porque era su conexión espiritual.  Las mujeres lo disfrutaban porque tenían la capacidad de experimentar lo que los hombres tenían y que era en honor de ellas.  Era especial. No se hacía muy a menudo,  pero cuando se hacía, todo el resto de la aldea lo presenciaba.  Al terminar, cuando todas las mujeres habían compartido con los hombres que allí estaban, y se habían mirado a los ojos, entonces soltaban sus manos, y los hombres se daban vuelta y miraban a la aldea, de modo que ahora todos miraban hacia afuera a quienes observaban, y todos se paraban y aplaudían (se ríe).
Simplemente una de las muchas cosas que ustedes hacían, tan distintas de hoy.  Era un homenaje al género; no era solo de las mujeres, pero honraba a las mujeres por lo que ellas hacían.
Estoy seguro de que habrá más, pero esto es todo por ahora.  Que comience la reunión.
Y así es.
Kryon
Desgrabación y traducción: M. Cristina Cáffaro